Las dos atacantes entraron en la ciudad de Waza el miércoles en la noche y una detonó explosivos cerca de un grupo de jóvenes, dijo el gobernador Midjiyawa Bakary.
Los extremistas de Boko Haram, radicados en Nigeria, suelen cruzar fronteras para lanzar ataques en países vecinos que -como Camerún- colaboran con una fuerza militar que busca eliminarlos. Los extremistas islámicos han matado a más de 20.000 personas en sus ocho años de existencia y secuestrado a miles.
Boko Haram utiliza cada vez más a niñas y mujeres jóvenes para llevar a cabo ataques en mercados, puestos de control y otros objetivos. Algunas mujeres que escaparon del grupo extremista han dicho que las niñas son drogadas y forzadas a llevar a cabo misiones suicidas.
En el extremo norte de Camerún, la parte más pobre del país, han sido un factor del retorno de más de 13.000 refugiados nigerianos que habían huido de Boko Haram a su propia nación, desde mediados de abril.
Los ataques suicidas, los atentados con bomba en carreteras y las incursiones en aldeas también han “complicado las operaciones humanitarias y sometido a los civiles a un peligro persistente», dijo la ONU a principios de esta semana.
Además, el Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas ha reducido 25% la asistencia alimentaria a casi 200.000 refugiados y desplazados nigerianos desde enero debido a la falta de fondos.
Según la ONU, la violencia de Boko Haram en el noreste de Nigeria es parte de la mayor crisis humanitaria en más de 70 años, con millones de personas padeciendo hambre.