viernes, mayo 3, 2024

Soñadores sin “muro” migratorio

Las medidas que se dieron en el año 2015, en las que se beneficiarían padres indocumentados con hijos ciudadanos y residentes legales, mediante el programa muy conocido como DAPA, y luego la ampliación de DACA, dirigido a personas que arribaron al país siendo menores de edad, quienes tomaron el nombre de “soñadores”. Ante la nueva sucesión de poder del nuevo presidente electo estadounidense, cruza en los actuales momentos por un via crucis inmigratorio, dadas las expresiones del entonces candidato Donald Trump. Dejar o prescindir de una población inmensamente importante para los Estados Unidos, como son casi 800 mil jóvenes “soñadores”, que ya han adquirido un estatus legal, por decir lo menos, en tener permiso de trabajo, licencia de manejo y estudiar en este país, resultaría ir en sentido contrario a la política inmigratoria que benefició a estos jóvenes que son un crédito nacional estadounidense y reafirmado por el presidente Barack Obama, en su último periodo presidencial.

No sería saludable, que una política migratoria empiece caminando por caminos espinosos, que básicamente a quien más abriría heridas es al mismo gobierno que empezaría a gobernar; heridas que serían muy difíciles de cicatrizarlas por la misma embergadura de su contenido político hacia los inmigrantes de origen hispano, cuya presencia electoral hacia el presidente electo Trump, es del 29%, según cifras electorales. La aportación económica de esta clase social de “soñadores”, va más allá de toda apreciación ideológica, porque permite al gobierno federal invertir a corto plazo en quienes producen mucho al país.

DACA y DAPA, dos corrientes sociales que demanda el sistema migratorio de los EE.UU., una urgente atención, porque en ellas está una fuerza monolítica de supervivencia que establece la Constitución estadounidense. Es necesario que el presidente electo al inicio de su gobierno, promulgue una filosofía de unidad en estos momentos difíciles en la que se vive una división partidista. El llamado de todos los sectores sociales, es que no olviden los estadounidenses que el sistema democrático tiene una institucionalidad que fortalece su Democracia y su Constitución. Los “soñadores”, no podrán ser parte de un juego político que se vendió en campañas. Ellos no están ni estarán solos, porque cada día son respaldados por los líderes comunitarios nacionales y de muchas a autoridades elegidas, antes y después de estas últimas elecciones, que les permite a estos miles de jóvenes, ser soñadores, pero sin un “muro” migratorio.

No sería saludable, que una Nueva Era presidencial se escriba alimentando el odio o el racismo. Al presidente electo de esta última controversial campaña que quedó al pasado, no le sería beneficioso iniciar cavando una fosa política, para morir en el intento de gobernar, a sabiendas que a su alrededor tiene resistencia popular y miembros de su partido, que aunque él quiera definirse como independiente, esa hazaña la dirá el tiempo en su mandato. Sin embargo, un buen comienzo presidencial estaría en dejar correr las aguas del río y no nadar contra la corriente; porque los “soñadores” ya son parte del sistema estadounidense al tener una legalización del Presidente Obama, aunque sea a medias.

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