viernes, mayo 3, 2024

 Ofensa y desagrado

Hace pocos días, en este mismo espacio periodístico, expresamos, que es inaceptable continuar con el uso indebido de un lenguaje que determinadas personas lo utilizan, porque tienen que expresarse a la altura de ciudadanos que imparten educación y cultura, en particular, de aquellos que dentro de su mundo social, político o de la comunicación social, tienen que ineludiblemente guardar un comportamiento de respeto; sin esa cualidad seguiremos retrocediendo en principios y valores.

Y dentro de ese contexto, es muy lamentable que en el ejercicio de la comunicación social, se use deliberada y oficiosamente una página personal en Facebook, para abiertamente proferir ofensas con epítetos, y en forma burlesca hacia una comunidad muy respetable, la ecuatoriana, que al igual que otras, y sin importar su origen migratorio, incluso, la estadounidense, en la que se han asociado valores históricos y culturales, exhibiendo un abanico de su extensa diversidad cultural, el Ecuador y su historia republicana como país selló definitivamente su Independencia el 24 de Mayo de 1822, cuyo antecedente obedeció a la revuelta de patriotas el 10 de Agosto de 1809, que se dio el Primer Grito de Independencia, dado en Quito Luz de América, que iluminó la senda de la libertad que transitaron los demás países hispanoamericanos para conseguir su Independencia.

Habíamos considerado, que el autor de esta ofensa que labora en una publicación de habla hispana desde la Ciudad Reina de Charlotte, a la que respetamos, y por ética no hay que nombrar. Pensamos que en estos tiempos de cultura moderna, él ya había superado su característica sensacionalista de comunicar, porque ante todo, está el respeto a la dignidad que es un decoro a las personas e instituciones que conviven en nuestro entorno comunitario.

Como es público y notorio, su ofensa lanzada con términos “burlescos” con los que actuó en su página personal de Facebook contra esta respetable comunidad del Ecuador en Charlotte, que al igual de otras aportan al desarrollo de esta hermosa ciudad en el sureste de la Unión Americana, no afecta en lo mínimo las buenas y excelentes relaciones de hermandad con las comunidades de los países de habla hispana. Es una historia que no la cambia ni la interpreta nadie; son hechos y sucesos que tienen un principio y fin. Esta no puede interpretarse porque no son leyes constitucionales; por lo tanto, un “mensaje ofensivo y burlesco”, no compromete en lo absoluto con el país en el que nació el ofensor ciudadano, que aspiramos a que difunda con dignidad y respeto como una manifestación de miramiento a la estima y consideración que merece toda comunidad sea o no inmigrante.

La ofensa que causó un desagrado en la comunidad ecuatoriana, no puede asociarse como un defecto de costumbrismo para ofender a las personas e instituciones, porque no es la era de la ofensa, es la época de no olvidar los valores que comienzan con el respeto individual o colectivo. Hay que reflexionar y reconocer errores. Es tiempo de civilización y no de confrontaciones sociales. Es la época de respetar para que lo respeten. Es la época de deponer posiciones para dejar de ofender. Es la hora de comunicar sin prejuicios.

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