Berlín.- El presidente estadounidense, Barack Obama, está desde ayer en Berlín, Alemania, para una última visita a la canciller alemana Angela Merkel, con la que concluye la etapa europea de su gira de ‘adiós’.
En su sexto y último viaje oficial a este país, Obama tiene previsto cenar hoy con la canciller, su “socio internacional más cercano en los últimos ocho años”, y se reunirá con ella mañana. El viernes, ambos participarán en un encuentro con los líderes de Reino Unido, Francia, Italia y España.
Un día antes, Obama estuvo en Grecia y pidió corregir el ritmo de la globalización para evitar el auge de las desigualdades. “Cuando vemos a gente, a élites mundiales, a ricas multinacionales, viviendo en apariencia con reglas de juego distintas, evitando los impuestos, manipulando los vacíos legales (…) todo esto alimenta un profundo sentimiento de injusticia”.
Tras la victoria de Donald Trump, la gira de Obama se ha convertido en un intento de tranquilizar a la opinión mundial tras su victoria.
Durante su viaje evocó en varias ocasiones la frustración que ha llevado a elegir opciones extremas como Trump en Estados Unidos o el brexit en el Reino Unido. El pasado martes el presidente ya había advertido contra el auge de “una especie de nacionalismo burdo o de identidad étnica o de tribalismo que se construye alrededor de un ‘nosotros’ y un ‘ellos’”.
Además elogió la “extraordinaria compasión” de los griegos con los miles de refugiados que llegan al país.
Los países europeos, especialmente los del este, temen que Donald Trump ponga en duda el compromiso de EE.UU. con la OTAN, que les asegura protección militar. A pesar de ello, Obama insistió en Grecia en que la unidad de Europa y la OTAN, que es “absolutamente vital” para los intereses estadounidenses, seguiría siendo la piedra angular de la política exterior del país.
Transición en proceso
Mientras Obama continuaba con su viaje, ayer Trump desmintió que tenga problemas para conformar su gabinete, como lo había comentado una nota de The New York Times.