María, que golpeó a Puerto Rico como huracán de Categoría 4 la semana pasada, es ahora un meteoro de Categoría 2 con vientos máximos sostenidos de 165 kilómetros por hora.
Grandes cantidades de ayuda federal estadounidense comenzaron a llegar a Puerto Rico desde el sábado y fueron recibidas por las autoridades locales, que elogiaron la respuesta del gobierno de Donald Trump pero pidieron la flexibilización de las normas a las que se culpa de condenar a este territorio estadounidense a un estatus de segunda clase.
En el noroeste de Puerto Rico, la gente comenzó a regresar a sus hogares después de que un aliviadero redujo la presión sobre una represa que se fisuró después de que cayeron más de 300 milímetros de lluvia luego del meteoro.
La apertura del principal puerto de la isla en la capital le permitió a 11 buques llevar poco más de seis millones de litros de agua, 23.000 catres, decenas de generadores eléctricos y alimentos. Se espera que en los próximos días lleguen decenas de cargamentos adicionales.
Las autoridades buscan apresurarse a frenar una creciente crisis humanitaria en poblados que se quedaron sin agua potable, combustible, electricidad o servicio telefónico. Funcionarios de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias, que está a cargo del esfuerzo de ayuda, dijeron que llevarían teléfonos satelitales a todos los poblados y ciudades, más de la mitad de los cuales quedaron aislados por el huracán María.
