Con apenas 11 años, Stephanía Martínez ya ha ganado seis campeonatos y más de 60 peleas; la llaman La Niña de Oro.
En televisión vio a una boxeadora y de inmediato se visualizó arriba de un ring y al anunciador diciendo su nombre y que es campeona del mundo, «quiero vivir ese momento, me dije que quiero ser como ellas».
Su amor por el deporte de los puños la obliga a seguir una rutina diaria y prácticamente a estar ocupada todo el día, pues ir a la escuela, labores en el hogar y los entrenamientos son el pan de cada día, pero lo hace con gusto.
«Llegando como, hago mi tarea desde las tres de la tarde y hasta las seis, si ya terminé ayudo en casa y después al gimnasio», donde se ejercita y perfecciona sus movimientos por espacio de 90 minutos, siempre acompañada de su papá, Emmanuel Martínez.
Consciente de que el boxeo no será para siempre tiene otras aspiraciones fuera del ring, y debido a su gusto por los animales quiere ser médico veterinario, segura de que ir bien en la escuela y buenas calificaciones deben ser una constante.
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La frase «primero la escuela y después el boxeo» la tiene presente todos los días, incluso sacar arriba de nueve de calificación es su pasaporte para ir al gimnasio, «sino no», y a la espera de ingresar a la secundaria al inicio del siguiente ciclo, «será más pesado, supongo».
Ganadora de distintos torneos juveniles, uno el de «Puños rosas 2016», reveló que entre sus hobbies o gustos está el de dibujar, colorear y jugar con sus primos, aunque en ocasiones le dan ganas de agarrar sus muñecas y jugar.
Pero no duda en aseverar que prefiere los guantes de box, escuchar «el sonido del golpe, cando le vas tirando a algún contrincante, como cuando le pegas en la panza y suena, eso me llama la atención».
A su corta edad, su vestimenta luce como si fuera profesional y con el nombre de algunas marcas, patrocinadores que la han apoyado desde hace algunos años, pero resalta la frase «Polska sila», en honor a su mamá, de nacionalidad polaca y que vive en Estados Unidos.