San Salvador – El Salvador.- En un gesto de contrición, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, reconoció que la migración de salvadoreños, hacia México o hacia Estados Unidos, es un acto forzado, al que se ven obligados muchos de sus conciudadanos.
Bukele, quien asumió la conducción del país centroamericano el pasado 01 de junio, admitió que El Salvador no es una nación próspera y segura, y que son esas condiciones las que motivan a cientos de personas a asumir los riesgos que implica migrar, de manera ilegal.
“Creo que la migración es un derecho, pero debería ser una opción, no una obligación. Y ahora mismo es una obligación para mucha gente”, sostuvo el gobernante, luego de ser consultado por la muerte de Óscar Martínez y de su hija, Angie Valeria Martínez.
El hombre, de 25 años, y su pequeña, de tan sólo 23 meses de nacida, perdieron la vida la semana pasada, luego de ser arrastrados por el río Bravo, un afluente que demarca la frontera entre México y Estados Unidos. Ambos intentaban llegar, junto a Tania Ávalos, esposa y madre de las víctimas, hasta territorio estadounidense.
En virtud de ese y otros casos, el Jefe de Estado, quien en el pasado se desempeñó como alcalde de San Salvador, criticó el trato dado por México y Estados Unidos a los indocumentados. Sin embargo, recordó que la responsabilidad de base no es de esos países.
“Podemos culpar a cualquier otro país, pero… ¿Y qué de nuestra culpa? ¿De qué país huyeron? ¿Huyeron de Estados Unidos? Huyeron de El Salvador, huyeron de nuestro país. Es nuestra culpa”, sentenció.
En medio de la autocrítica, Nayib Bukele se comprometió a hacer de El Salvador “un mejor país, un lugar del que nadie tenga que migrar”.
