La actualidad social, económica y política de los Estados Unidos de América, se está midiendo en base a la presencia misma de todo inmigrante en suelo estadounidense; porque esta gigantesca ola de inmigración viene creciendo, al punto que ha llegado a establecerse, que quien desde cientos de años, la Union Americana, es nación de inmigrantes. De esa historia que tiene gloria y sangre, en gran parte, de quienes conquistaron el sueño americano, se desprende la que tienen en particular la hispanidad, con otra cultura y otro sistema social que hemos adaptado a este gran país.
Sin embargo, tratando el tema del sufragio electoral, Latinoamérica y sus gobiernos, los que gozan de libertades constituciones, imponen al pueblo un sistema electoral obligatorio; es decir, que nadie o ningún ciudadano está exento de cumplir con las leyes de elecciones, de no hacerlo, él o los ciudadanos están sujetos a perder sus derechos como tales y bajo sanciones económicas, que en algunos ejemplos, se castigan hasta con salarios de trabajadores, empleados y funcionarios públicos, por decir lo menos.
Pero, en los Estados Unidos de la Union Americana, su sistema electoral, se diseñ ó con tiempo y con principios democráticos para el pueblo estadounidense, cuya base constitucional americana radica en los derechos civiles, que no permite obligar al ciudadano americano a votar bajo presión social, política o religiosa.
Así mismo, los inmigrantes de origen hispano que han adquirido la ciudadanía americana, y por consiguiente, obtener doble nacionalidad, están dejando de ejercer el derecho a votar en las elecciones de este país, que les permite elegir y ser elegidos, cuya figura socio-política hace que otros piensen y elijan por ellos, por que si existe ese privilegio como ciudadano americano, la recomendación inmediata es registrarse en el Board de Elecciones de la ciudad donde reside, para estar preparado a votar en cada elección y elegir a sus representantes. El voto en la hispanidad no solamente es importante si no que cuenta, porque hace la diferencia en los destinos de nuestras familias y el país, en este caso en el que vivimos, trabajamos y nos educamos.
Nuestros inmigrantes hispanos van mas allá de los 55 millones que vivimos en los Estados Unidos de América, de los cuales estamos aptos para votar mas de 28 millones, según fuentes del Censo, que nos faculta a participar con derecho político y con deber cívico.