Entre ruidos de sirenas, luces de azul intenso que titilan sin parar y ese olor característico de goma quemada que siempre precede a la batalla campal entre los militantes antiglobalización y la policía de elite, inició la cumbre del G20 de Hamburgo que se caracterizará por la pelea frontal que protagonizan Donald Trump y la Unión Europea. El presidente de los Estados Unidos pretende limitar el libre comercio y enterrar el Acuerdo de París sobre Cambio Climático, dos asuntos globales que Angela Merkel y Emmanuel Macron –líderes de hecho de la UE—defenderán a capa y espada. Si ambas facciones geopolíticas no encuentran un punto de contacto, el G20 de Hamburgo será recordado por el cisma ideológico que disolvió una alianza de poder que se inició con la Guerra Fría y terminó con Trump en la Casa Blanca.
Mauricio Macri y la Argentina no están al margen de esta situación compleja y con final abierto. El Presidente tiene excelente relación con Trump y apura un acuerdo comercial entre el Mercosur y la Unión Europea. Macri se pondrá en una posición neutral, y en las deliberaciones a puertas cerradas instará a encontrar una salida común, que por ahora aparece muy lejana.
Trump plantea «America First», un lema que conduce inexorablemente al proteccionismo económico y a establecer ciertas reglas de juego que no son convalidadas por la Unión Europea, Canadá, China, México y Japón. El presidente republicano acicatea con un discurso que le permitió derrotar a Hillary Clinton y no cambiará su posición ante los embates de Merkel, Macron y sus aliados tácticos del Lejano Oriente.
Macri y Argentina necesitan del apoyo de la Casa Blanca y también desean cerrar a través del Mercosur un acuerdo con Europa que amplíe el escenario comercial de los productos nacionales. En este contexto, al Gobierno no le queda otro camino que apostar a la neutralidad diplomática, ejecutando un obvio paso de ballet: Macri está más cerca de las posiciones de Merkel/Macron y observa con cierta aprensión cómo Trump juega a su propio aislamiento para satisfacer a sus electores del Rosty Belt.
En la primera ronda de deliberaciones del G20 se trata la situación del terrorismo mundial, donde se esperan distintas posiciones lideradas por Trump y Merkel. El presidente americano no hace diferencias entre musulmanes y fundamentalistas, mientras que la canciller alemana considera que no se puede confundir una religión con la lógica terrorista.
Así será durante todas las sesiones del G20 de Hamburgo: Trump haciendo hincapié en el Choque de Civilizaciones, en el proteccionismo, en la necesidad de terminar con las críticas al Cambio Climático, y la Unión Europea tratando de mantener a la sociedad global en el siglo XXI. Macri apoya esta posición, pero no perderá de vista a Trump. La política es el arte de lo posible.