sábado, diciembre 21, 2024

Muere estrangulada por su hermano la Kim Kardashian pakistaní

Qandeel Baloch, comparada a menudo con la mediática estrella estadounidense, era admirada -aunque también criticada- por su libertad y valentía, inusuales en un país tan conservador.
Qandeel Baloch, conocida como la Kim Kardashian de Pakistán por sus selfis sugerentes en las redes sociales, murió estrangulada por su hermano en este país musulmán conservador.

La joven Baloch, comparada a menudo con la mediática estrella estadounidense, «fue estrangulada por su hermano», declaró a la AFP Sultan Azam, un oficial de la policía de la ciudad de Multan, en el centro de Pakistán.

«Al parecer se trata de un crimen de honor», agregó la fuente, que precisó que fue la familia la que lo denunció a la policía.

Baloch, de unos 20 años, viajaba con su familia desde la ciudad de Karachi, en el sur, hasta el pueblo de Muzzafarabad, en la provincia de Punyab, en el centro, para las vacaciones del Eid.

Es en esta localidad donde fue asesinada el viernes, dijo la policía.

«Su hermano también estaba en la casa y la familia nos dijo que la había estrangulado», dijo por su parte otro responsable policial, Azhar Akram.

«El hermano huyó después del crimen, hacemos todo lo posible para detenerlo», indicó Azam.

Unos cien policías fueron desplegados cerca de la casa en Muzzafarabad, según un periodista de la AFP. Cinco ambulancias se encontraban en el lugar.

Qandeel Baloch, cuyo verdadero nombre era Fauzia Azeem, tenía decenas de miles de seguidores en las redes sociales.

En los selfis que colgaba en internet solía aparecer muy bien peinada y maquillada, posando de forma provocativa, unas imágenes que sus compatriotas más conservadores consideraban escandalosas.

Las fotografías y vídeos de unos pocos segundos que colgaba Baloch en las redes sociales y que son visualizados por miles de internautas eran de factura casera y en ellos la joven, con ropas sensuales, realizaba posturas semieróticas.

Sus detractores no cesaban de criticarla e insultarla en línea.

Contaba sin embargo con muchos seguidores que la admiraban por su libertad y por su valentía, inusuales para una mujer en un país tan conservador.
Los padres de la víctima eran «pobres» y Qandeel les pagaba el alquiler, indicó a la AFP un oficial de policía en el lugar, Saeed Gujjar.

El presunto asesino, su hermano Wasim, «no tenía trabajo ni fuentes de ingreso», después de haber trabajado durante un tiempo en una tienda de celulares, agregó.

De acuerdo con el diario local The Express Tribune, Baloch había pedido en repetidas ocasiones al Ministerio de Interior paquistaní que la protegiese por las continuas amenazas que recibía, pero «al no recibir respuesta» se había planteado abandonar el país.

«Sé que no me van a proporcionar seguridad y no me siento segura, por lo que he decido marcharme al extranjero con mis padres», había confesado la joven celebridad al diario.

Qandeel Baloch desató una fuerte polémica cuando el día de San Valentín apareció con un escotado vestido color púrpura, desafiando al mismísimo presidente paquistaní, que había hecho un llamamiento a la juventud para que no celebrara esta fiesta «occidental».

«La gente está loca, sobre todo las chicas. Recibo muchas llamadas donde me dicen que les inspiro y que quieren ser como yo», declaró a la AFP en aquella época.

Más recientemente, había difundido unos selfis con un clérigo, donde aparecía ella con la toca de astracán. A raíz estas imágenes, el muftí fue suspendido de un comité religioso.

El anuncio de la muerte de la chica suscitó indignación en Pakistán, donde cientos de mujeres mueren cada año en manos de familiares alegando que deshonraron a la familia.

«#QandeelBaloch muerta en un crimen de honor. Cuántas mujeres tendrán que morir antes de que (Pakistán) adopte una ley contra los crímenes de honor», exclamó la directora Sharmeen Obaid-Chinoy, ganadora este año de un Óscar por un documental que denuncia estos crímenes.

«Lo que es horroroso es que es una epidemia. Creo que ninguna mujer estará segura hasta que no empecemos a enviar a la cárcel a los hombres que matan a las mujeres», dijo a la AFP.

El primer ministro paquistaní, Nawaz Sharif, prometió medidas legislativas contra los «crímenes de honor» tras ver el documental de Sharmeen Obaid-Chinoy.

La presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de Pakistán (HRCP), Zohra Yusuf, confirmó a Efe que el asesinato de Baloch «es otro caso de crimen de honor», y reveló que pudo ser motivado por sus polémicas fotos.

Según la HRCP, en lo que va de año 262 mujeres han fallecido víctimas de crímenes de honor, 84 de ellas por elegir marido sin el permiso de la familia y 149 por mantener «relaciones ilícitas».

En 2015 se dieron casi mil casos, de acuerdo con la HRCP, que alerta de que esas cifras esconden una realidad aún mayor que queda fuera de los registros por la falta de denuncias.

Los llamados «crímenes de honor» son muy habituales en el sur de Asia y suelen implicar a familiares que vengan lo que consideran una afrenta que contraviene la conservadora moral tradicionalista.

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