jueves, octubre 3, 2024

Lecciones de la Cumbre de los Three Amigos

Por: Luis Manuel DE LA TEJA.

Ciudad de México.- A diferencia de la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea, que implica al menos una negociación de dos años desde que se plantea formalmente a los países miembros; tanto Alemania, Francia, Italia –auténticos creadores de la Unión- han promovido de manera acelerada, profundizar la unidad en todos los temas para vacunarse contra el aislacionismo, cuyo diferendo con Britania fue la incapacidad de establecer una estrategia clara en el tema migratorio que fue clave en el referéndum, es una lección para los socios del NAFTA que tras 20 años de celebrar el TLCAN puede quedar sin efecto si uno de los socios decida salirse, en caso de que Trump acceda a la Casa Blanca, heredara las facultades administrativas que el Senado otorgo al Presidente de EU para incidir en temas comerciales.

Los líderes del acuerdo comercial de América del Norte, Enrique Peña Nieto, Barack Obama y Justin Trudeau, más allá de las declaraciones, no pueden ignorar, ni subestimar, el peligro que significa Donald Trump para el propio acuerdo comercial y el proceso de integración entre los tres países.

Trump, como Boris Johnson y Nigel Farage en Gran Bretaña, es el reflejo de la ignorancia y el rencor, que lo lleva a presentar un discurso xenófobo y populista que desconoce que entre siete y diez millones de empleos en su país, en Estados Unidos, dependen del comercio con México. Todos los países con los que se ha enfrentado Trump son los principales socios comerciales de la Unión Americana: Estados Unidos exporta productos por 230 mil millones de dólares al año a Canadá, por más de 180 mil millones a México, unos 130 mil millones a China, casi 67 mil millones a Japón y 61 mil millones a Alemania. Sólo en México las inversiones directas de empresas de Estados Unidos suman unos 15 mil millones de dólares al año. Romper el Tratado de Libre Comercio le costaría a Estados Unidos más de ocho puntos de su Producto Interno Bruto.
Debe ser una oportunidad para que, como país, regresemos a la ruta que perdimos desde que se firmó el propio Tratado de Libre Comercio: a construir la segunda etapa del mismo, con una integración regional mucho mayor, más intensa, más sólida y con mejores bases que vayan más allá del enorme comercio bi y trilateral.

Hay que aprovechar la reacción que provoca Trump, la llegada al poder de Justin Trudeau en Canadá, la inminencia de la elección estadunidense y redescubrir que ninguna otra región del mundo tiene hoy la potencialidad económica y social de América del Norte, más aún después del Brexit.

Con Trump el único destino posible de la relación regional es el retroceso. Para México es un tema de seguridad nacional y como tal debe ser asumido. Y en ese sentido, se debe estar abierto a acuerdos profundos con Estados Unidos y Canadá que busquen soluciones en las zonas grises del acuerdo trilateral, llevando la integración a un estadio mayor, es decir a una inserción del capital humano de la fuerza laboral que se traduzca en igualdad entre la libre circulación de bienes con la libre circulación de personas.

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