El Paso, Texas.- Las alternativas de aborto en Texas se ven cada vez más mermadas, en un preludio de lo que ocurrirá en gran parte de Estados Unidos, si es que el Tribunal Supremo debilita el derecho a interrumpir el embarazo.
Desde que entró en vigor el veto -casi total- al aborto en Texas, hace nueve meses, se puede apreciar que las citas en algunas clínicas de Colorado tienen un tiempo de espera de dos semanas, tres semanas en Nuevo México y hasta cuatro semanas en Kansas.
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Miranda Aguirre, directora del único centro que aún practica abortos en El Paso, que pertenece a la organización de salud reproductiva Planned Parenthood, reconoció, «Es una sensación de derrota».
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La actividad cardíaca suele detectarse a las seis semanas de gestación; coincidiendo con un momento en el que muchas mujeres aún no saben si están embarazadas o no. Partiendo de esta premisa, la ley SB 8 de Texas prohíbe abortar.
Este mecanismo diseñado por los legisladores de Texas propone evitar que los tribunales tumban su ley, que fue emulada en otros estados Oklahoma o Idaho y permite a los líderes conservadores de todo el país tantear la victoria política.
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Por el momento este veto no permite demandar a las mujeres que abortan; sin embargo, sí permite demandar a quienes ayuden a hacerlo. Aquí se incluyen desde los médicos hasta los taxistas que las lleven a la clínica. Además, propone recompensas hasta de $10.000.
Finalmente, la pequeña localidad limítrofe de Nuevo México, El Paso, hasta el momento atendió a un 60% más de pacientes en el último año. Además se calcula que casi la mitad de los pacientes provienen del este de Texas, luego de muchas horas de conducción.
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