William Sallie tuvo su última comida el pasado 6 de diciembre: una pizza con peperoni, alitas de pollo con salsa y una gaseosa gigante. Ya en la cámara de la muerte, el hombre de 50 años pidió perdón por el asesinato a disparos de su suegro en 1990: «Estoy muy, muy arrepentido por mi crimen», dijo. A las 10:05 pm se cumplió su condena: la muerte por inyección letal y entonces, Georgia se convirtió en el estado con más ejecuciones durante 2016.
Allí se realizaron nueve de las 20 efectuadas en todo Estados Unidos durante los últimos 12 meses. Por primera vez en 20 años, Texas cedió su primer lugar anual con siete fallecidos, según cifras del Death Penalty Information Center, una organización sin fines de lucro basada en Washington.
Y a pesar de estos números, las ejecuciones y sentencias a muerte han caído 29% en el país entre 2015 y 2016. Incluso en Texas, que ha pasado de 17 castigados con la pena capital en 2010 a siete en 2016.
El reporte lo justifica en una confluencia de factores, entre ellos, la escasez de los fármacosutilizados y los largos procesos de apelaciones.
En el caso de Georgia han aumentado de 2 a 9 en esos mismos años, imponiendo un récord histórico en este estado del sureste del país que nunca antes había registrado un número similar de ejecuciones. Pero aún con este incremento en 2016, la tendencia seguirá a la del país en los años que vienen: las sentencias a muerte en los tribunales de Georgia se frenaron en marzo de 2014 y sus fiscales están optando más por sentencias de cárcel de por vida sin derecho a la libertad condicional. Además, en 2017, hasta el momento, no hayejecuciones agendadas.
En el informe, detrás de Georgia y Texas, siguen en la lista Alabama (con dos ejecuciones), y Florida y Missouri (con una cada uno).
Es la primera vez en más de 40 años que ningún estado registra más de 10 muertes por condena. Pero todavía son más los que aplican la pena capital que aquellos que la abolieron: 31 estados versus 19, según el Death Penalty Information Center. Y la inyección letal sigue siendo de lejos el método más usado en las ejecuciones.
¿Qué las frena?
En el caso de Texas, que históricamente ha registrado el mayor número de ejecuciones (538 desde 1976), ha ha habido una reducción de sus condenas a muerte por segundo año consecutivo y en dos de los condados que han enviado a más personas al pabellón de la muerte: el Harris y Dallas.
«El panorama para la pena de muerte en Texas continúa cambiando drásticamente», asegura en un reporte Kristin Houlé, directora ejecutiva de la Coalición de Texas para la Abolición de la Pena de Muerte. «Los fiscales, jurados, jueces y el público está sometiendo las prácticas de pena de muerte de nuestro estado a un escrutinio sin precedentes y, en muchos casos, están aceptando alternativas a la pena capital», agregó.
Desde 2012, un total de 26 personas han sido retiradas del pabellón de la muerte en este estado por distintas causas, como la reducción de sus sentencias (18), las muertes en custodia (7) o porque son exonerados (1). Incluso la corte de apelaciones ha frenado otras más por pruebas forenses defectuosas o mala conducta de los fiscales que llevan las acusaciones, entre otras razones que señala la Coalición.
«El aumento en el número de suspensiones sugiere que las cortes se muestran preocupadas por la legitimidad y precisión de nuestro sistema de castigo«, dijo al respecto Kathryn Kase, directora ejecutiva del Texas Defender Service. «Les da la oportunidad de remediar las fallas en las prácticas por las que Texas ha sido tan criticada».
En el caso de Georgia, el cambio de tres fármacos a uno fue un factor que detuvo nuevas ejecuciones entre julio de 2012 y febrero de 2013. Y al año siguiente, un grupo de abogados cuestionó una ley que mantenía en secreto la fuente de las drogas que se usaban en el estado para aplicar la pena capital. Luego, en septiembre de 2015 hubo otra pausa, cuando se supo que una droga que iba a ser utilizada para ejecuciones tenía restos sólidos cuando debía ser una solución transparente.
