La protagonista de esta historia vivió una mala praxis médica luego de emigrar que la deja imposibilitada para moverse, fue un duro golpe, pero buscó la manera de salir de ese momento oscuro y lo logra haciendo algo que le apasiona, cuadros vivos. #MiVuelo presentamos un Natahir Alecio.
Nació en Caracas, Venezuela, llegó a los Estados Unidos junto a su esposo e hijo el 15 de julio de 2015. Luego de un tiempo tuvo una situación de salud delicada y comprometida debido a una mala praxis médica, eso la lleva a vivir momentos difíciles. Hoy aún tiene ciertas limitaciones, debe estar un tiempo en cama, tomar medicinas, no ha sido fácil, pero algo ocurrió.
«Tras varios días oscuros, de angustia, dolor, decidí que tenía que transformar y hacer un cambio y me llegó la imagen de un momento que estaba en parís donde vi los jardines verticales de Patrick Blanc, dije algún día lo voy a hacer». Había recordado algo que su corazón añoraba y se preguntó así misma ¿si empiezas a hacer algo como eso? en ese momento usaba andaderas, silla de rueda, tomaba muchas medicinas, pero se animaba y decía que eso iba pasar. Es así como empezó a estudiar, hizo cursos, se preparó y obtuvo un certificado de la UNCordobaX.
Nace un prototipo
Hizo el primer prototipo, como no podía hacer el jardín vertical por su dimensión, lo llevó a un formato de un cuadro vivo que empezó a ofrecerlo en etsy.com. Dijo «Cuando me atacaba la tristeza lo veía, lo regaba con spray, por lo que pensé en llevar esto a otros y monté una tiendita». Natahir dice que ha ido lento, al ritmo que le permite su condición, pero no ha parado. Este proyecto es su ilusión, le nace de corazón y esa es la clave «hacer lo que te gusta».
Asegura que se encuentra en la etapa de emprendedor a empresario, quiere que sea muy productivo y lo más importante es que la apoya una institución, ella buscó ayuda y se la han brindado, dijo que este es un país maravilloso para este tipo de negocios.
Desde su cuenta en Instagram @natacuadros promociona lo que hace. Se mostró orgullosa de sus cuadros, «siempre están floreando, son muy nobles, están hechos con buen sustrato y calidad tras permitirse estudiar, analizar y sacar adelante un proyecto de corazón».
Gracias Natahir por contarnos tu historia, por demostrar que todo es posible si se hace de corazón.
Me despido hasta la próxima historia,
Adriana Henríquez