Del periodismo pasó a cuidar a una señora mayor, al menos así sucedió al llegar a su nuevo nido. La protagonista de esta historia es una mujer luchadora, emprendedora, de buen corazón, siempre dispuesta a ayudar y dar lo mejor de sí. El gran amor por sus perritas le hizo ver nuevas necesidades a las que debía adaptarse y junto a su socia emprendió haciendo algunos artículos para ellas. #MiVuelo presenta a Ambar González.
Emigró a Argentina el 21 de enero de 2018, como muchos venezolanos la situación económica, la escasez de alimentos y medicina fueron los principales motivos para buscar otras opciones. Ambar dijo que una de las razones de escoger Argentina como segundo hogar “fue que el proceso de viaje con mis dos perras era menos complicado. Además, el trámite de la residencia no es tan complejo y la posibilidad de trabajar al llegar era mucho más fácil aquí si lo comparamos con otros países donde debes tener un permiso de trabajo”.
En su país trabajaba ejerciendo su carrera como periodista, siempre fue muy destacada, profesional, pero su vida cambió tras salir del país y cuando llegó junto a su esposo al su nuevo nido, debió empezar a producir cuidando a una señora mayor, también le tocó limpiar en una escuela de cocina.
Lo más difícil
Son muchas cosas las que vive un migrante desde que hace sus maletas y emprende vuelo, para Ambar lo más difícil de todo este proceso es estar lejos de su familia, de hecho, lo describe así: “me tocó vivir un sentimiento de soledad que no se va, aunque estés acompañado. Saber que mi mamá está enferma y no poder estar con ella es una angustia constante”.
Extraña a su familia, amigos, las playas, comida y lo que construyó allá, en su Venezuela amada, trabajo, casa etc., pero sus ganas de salir adelante y de apoyar a su gente a pesar de la distancia la han hecho avanzar y crecer en un país que le ha dado oportunidades.
Su emprendimiento inició de una manera tan mágica y curiosa, dijo “todo empezó cuando paseaba a mis perras en la plaza del Congreso una pareja de porteños argentinos, Nadia y Fernando se acercaron y me preguntaron si su perro llamado Rodolfo podía pasear con mis perras y desde entonces nació una linda amistad. Un día Nadia, quien hoy es mi socia, me dijo que quería hacer un closet para la ropa de su perro Rodolfo. No voy a mentir, al principio me pareció una locura. Sin embargo, cuando llegó el invierno me tocó vestir a mis perras por el frío, así que dejó de parecerme un proyecto tan descabellado. Y fue así como esa idea se convirtió en nuestro emprendimiento: Pets Little Closet”
Este proyecto que en la red social Instagram lo ubicas como @petslittlecloset lleva dos años consintiendo a los peludos de casa. “Hoy fabricamos camas, comederos, closet y rascadores para gatos. Nos llena de mucho orgullo hacer estas piezas de madera, la mayoría de ellas totalmente personalizadas”.
“Lo importante es capacitarnos si queremos hacer algo nuevo como en mi caso. No sabía nada de carpintería, nunca había trabajado con madera, ni siquiera sabía usar una herramienta de corte o un taladro, pero nos tocó aprender a los cuatro: Nadia, Fernando, mi esposo José Luis y yo.
Gracias por permitirme compartir tu experiencia como migrante, es tan cierto esto que dices “cuando miro atrás, el camino recorrido hasta acá no fue fácil, pero he tenido la bendición de Dios en todo momento, él puso en mi camino a personas maravillosas que han hecho este transitar hermoso”.
Me despido, hasta la próxima historia.
Adriana Henríquez
@migrantesenvuelo