Le pegó mucho, dijo que había sido un proceso nada fácil de asimilar. Llegado el momento se encuentra con su mamá, quién había viajado dos años antes y organizó todo el proceso legal para pedirla. Para Daniela todo era distinto, una nueva realidad a la que no estaba acostumbrada, incluso veía a su madre diferente.
«Me encontré con una mujer (mi mamá) distinta, no la conocía, ella era toda una ejecutiva, corporativa, y de repente la veo haciendo otras labores, hablando de otras cosas», dijo Daniela.
De no hacer nada a hacer de todo
«Yo no sabía hacer nada, tenía quien me hiciera todo», dijo. Es entonces cuando se enoja con su mamá, el cambio tan drástico en su vida hizo que Daniela no quisiera esa etapa, de hecho, a esos cambios se le sumó el bullying sufrido en el high school. «No seguí estudiando y me fui de la casa».
Al irse de casa tenía casi 17 años, entonces debió buscar trabajo. Fue a un restaurante mexicano vestida muy elegante, allí le preguntaron ¿qué sabía hacer? a lo que respondió; «nada, pero tengo ganas de aprender». En esa oportunidad laboral Daniela fue creciendo y ascendiendo, tanto que llegó a ser mánager.
Daniela se fue a otro estado, luego regresó a Carolina del Norte, se casó, tuvo hijos, también estudió administración de empresas, estética y en estos momentos desarrolla su proyecto personal «I am empresaria», en Instagram la ubican así @iamempresaria_ allí agrupa a una cantidad de personas en su mayoría mujeres latinas.
«I am empresaria» nace por esa necesidad de formar una tribu, de crecer con gente que hablen en su idioma, dijo «soy fiel creyente que juntas somo mucho más». Ya tiene tres años con su empresa y le ha permitido tener libertad de tiempo para compartir con sus hijos, pareja y amigos.
Daniela finalizó el relato de su vuelo diciendo que «emigrar es como un despertar, es un crecimiento brutal, es una transición de la vida en la que todos descubrimos el ser que hay en nosotros. Muchas veces nos enfocamos en hacer y nos olvidamos del ser, de esa energía que queremos atraer a nuestras vidas».
Me despido hasta la próxima historia.
Adriana Henríquez