La historia americana no tiene escrita en sus páginas, el encauzamiento criminal a un ex-presidente de los Estados Unidos de América; que por cierto, en lo que va del año 2023, esta es la primera ocasión; entendiéndose que, para llegar a tal determinación jurídica, hubo un jurado integrado por ciudadanos que con evidencias determinaron que era como es procedente para un juicio penal hacia el Sr. Donald J.Trump, sin importar su calidad de ex-presidente estadounidense.
La Constitución de los Estados Unidos, no contempla ninguna disposición legal que prohiba alguna normativa legal para encausarlo; es decir, para enjuiciarlo. Tampoco existe una limitante norma para postularse a una posible reelección presidencial.
Lo curioso es que, de llegar el caso que el Sr.Trump se postule y gane su obsesionada reelección él puede ser presidente de este país así tenga que ejercer su mandato desde la cárcel, aún siendo sentenciado si es condenado, porque tendría que indultarse para salir libre, pero antes la Suprema Corte de Justicia tendría que tener un veredicto favorable al encausado.
Sin embargo, esto estaría muy lejos porque el Sr.Trump enfrenta más de una decena de acusaciones serias, especialmente aquella de crimen organizado acusado en el caso Georgia, establecido en los años 1970, que como delito federal fue creado para combatir a las mafias en este país.
Lidiar con su propio partido
Lo que es verdaderamente preocupante para el Sr.Trump, es lidiar con su propio partido y sus integrantes.
Esta es otra batalla política que mantiene a puertas abiertas con quienes no desean que sea el nominado presidencial republicano; a pesar de que el Sr.Trump, no los necesitara porque unidos no llegan a competir con él, como se mostró al inicio de este primer cónclave de primaria republicana que sus colegas no debatieron con él y, porque éste no los necesitaba ante una realidad indiscutible que frente a sus contrincantes de partido tiene más aceptación de adeptos.
Todas estas secuencias políticas, cuyos protagonistas son de políticos que encima de sus escritorio y de otros sectores que bajo la mesa actúan, han puesto en tela de dudas la institucionalidad de una nación, cuyo Estado no hace más que profundizar los más preocupantes problemas sociales. Nadie puede negar que tenemos un vacío en valores y principios y, esos factores permiten un desgaste familiar; porque además, en los actuales momentos no nos atrevemos a medir por qué consumimos lo negativo que sectores políticos nos venden.
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Miradas de asombro
La mayoría de la población estadounidense mira con asombro cómo es posible que ciudadanos y ciudadanas de este país se hayan involucrado con lo más sagrado que tiene el Estado como es la institucionalidad como base de su democracia?.
Cómo es de imprudente la irresponsabilidad para que los haya llevado en fila india a una supuesta corrupción, para tener que saber que en los actuales momentos hayan 19 “personajes fichadas” por la policía de Georgia?.Es algo inverosímil, por decir lo menos!!.Y, por supuesto, en esa tanda también con un nada más y nada menos que incluye a la del ex-presidente de los EE.UU y a un ex-alcalde de Nueva York!!.
Respetando la ley
La justicia estadounidense tiene una deuda con la sociedad americana y con todos los sectores sociales inmigrantes en esta nación, para que salga a la luz del mundo entero y en especial de la democracia y su libertad que reza en su Constitución, para que el pueblo americano conozca quiénes atentan contra ella, porque es urgente en este enjuiciamiento se respete su norma, para que nadie, absolutamente nadie esté por encima de la ley.
Las elecciones del 2024, nos traerá un panorama político distinto a otros años, porque la sociedad estadounidense tiene un país dividido y esa característica hace frágil para su democracia, cuyos actores políticos se esconden para no responsabilizarse del inmenso daño que están causando, porque están alimentando mal al sistema institucional de esta nación