Brasília, Brasil.- Este domingo 1 de enero de 2023 tal cual como estaba previsto Luiz Inacio Lula da Silva asumió y dio su primer discurso como el nuevo presidente de Brasil donde prometió cambiar drásticamente el rumbo del país para «rescatarla» del hambre, la pobreza y el racismo.
Lula da Silva, como era de esperar, aprovechó para arremeter en contra del expresidente Jair Bolsonaro. Quizá porque el exlíder de extrema derecha, Bolsonaro, partió rumbo a Estados Unidos el viernes tras negarse a reconocer la derrota electoral.
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De este modo Lula a Silva que estuvo preso por corrupción amenazó a su predecesor sin nombrarlo, «No tenemos ningún espíritu de venganza contra quienes intentaron subyugar a la nación a sus designios personales e ideológicos, pero garantizaremos el estado de derecho».
Lula da Silva toma el poder en Brasil y en su discurso amenaza y cuestiona a Jair Bolsonaro
A este discurso añadió, «Los que erraron responderán por sus errores». Pero esto no fue todo, Lula da Silva, aprovechando la atención del mundo acusó a la administración de Jair Bolsonaro de cometer «genocidio» por no responder de forma adecuada a la pandemia provocada por el covid-19, que dejó más de 680.000 brasileños en una población de más de 240 millones de habitantes.
Posse de Lula na Presidência doBrasil https://t.co/7NtHL0eaVC
— Lula (@LulaOficial) January 2, 2023
Posteriormente, despojándose de la narrativa de venganza y resentimiento, Lula expresó a los legisladores, «La democracia fue la gran vencedora de esta elección, superando… las amenazas más violentas a la libertad de voto y la campaña más abyecta de mentiras y odio conspirar para manipular y avergonzar al electorado».
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Finalmente, en las primeras decisiones como presidente de Brasil, Lula restauró la autoridad de la agencia gubernamental de protección ambiental Ibama. La misma estará encargada de atacar la deforestación ilegal. Además revocó una medida que permitía la minería ilegal en territorio protegido propiedad de los indígenas.
Finalmente, aprovechó para descongelar el fondo amazónico de mil millones de dólares financiado por Noruega y Alemania. Esta partida es destinada para apalancar proyectos de sostenibilidad anulando la deforestación en la Amazonía, que sin lugar a dudas llegó a su techo máximo en los últimos 15 años bajo la administración Bolsonaro.
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