En el Estado de California, básicamente en el centro de Los Angeles, en la cual viven la mayoría de la población hispana de los EE.UU., se constata como nunca la represión de agentes de inmigración y la presencia de la Guardia Nacional, que pueden considerar sus miles de habitantes estar recibiendo vientos huracanados, que han sido enviados, lastimosamente, por la administración Trump.
Las protestas violentas no pueden tener crédito de ninguna autoridad ni mucho menos de la sociedad civil.Este alcance de movilidad y descontento social en la mayoría del territorio estadounidense, obedece, sin lugar a dudas, a las políticas migratorias del presidente Donald Trump, porque no ha iniciado el cambio prometido del sistema caduco migratorio que sigue operando, al que tampoco lo hicieron otros gobiernos.
El “tema migratorio”,con preferencia al de los hispanos, si acaso lo podríamos llamar de esa manera, no se desprende solo de una irregularidad migratoria en territorio estadounidense; se desprende de algo más profundo e histórico, en lo particular, es una herida de siglos que dura en en el pueblo mexicano, porque su rebelión encarna más básicamente en lo territorial, porque esa herida no sana y no consigue resignación por su desmembración de lo que era antes el territorio mexicano.
Y esto no es único porque existe desmembraciones de territorios en otros países de varios continentes, que lo hay también. Sin embargo, lo que está sucediendo en Los Angeles, no solo es en este estado californiano; está sucediendo en gran parte de ciudades de la Union Americana.
Es que no se trata solo del tema con los inmigrantes indocumentados. Se trata que la administración Trump, está siendo un necia y desapareciendo la economía en la clase media. Miles de negocios han cerrados sus puertas ante la imposibilidad de sostenerse.Los recortes económicos en en campo de la salud y de educación, le están diciendo lo contrario.
La industria de la construcción tiene escasos trabajadores para operar, porque no hay la mano de obra de hispanos/latinos. Su personal ha bajado hasta un 65%, según verificación de prensa realizada con investigación. Bienes y servicios sus precios están por las nubes, y que caminan juntos con la industria de la gastronomía, porque no hay meseros y cocineros. Sus propietarios están perdiendo dinero porque tienen que pagar renta de sus locales, y toda la logística para sostener negocios que por años son sustento para sus familias.
El presidente Donald Trump, tiene que dar un giro real, cambiando su mala política, cuya veracidad la demostró su ex aliado y asesor Musk, que no soportó su prepotencia, como tampoco la va a soportar el pueblo estadounidense; porque a esto, ya se le sumaron los mismos adeptos que votaron por él, cuyo resultado de aceptación nacional ha bajado a un 45%, y ese mensaje, más allá de encuestas, significa que no más ciego y necio el que no quiere ver o aceptar la realidad de su ego como empresario, ya que esta nación no es ni será un país como empresa privada de su propiedad que deba administrarla, porque ha puesto a la ciudad de Los Angeles, en pocos meses de su gobierno, en los ojos de un huracán con inmigrantes de Latinoamérica, con mayoría mexicana, que no tolerarán abusos de poder del mandatario Trump.
Ahora, qué es lo que viene para la población inmigrante indocumentada en California, con la pelea entre el presidente Trump, el gobernador Newsom y el fiscal Bonta, en cuanto a la orden judicial de emergencia para bloquear el uso de tropas federalistas en tareas policiales en los Angeles?.
Esto tomaría mucha sensatez de Trump, porque no podría soportarse un enfrentamiento entre infantes de marina,Guardia Nacional y agentes de inmigración, que actúan en redadas masivas, estableciéndose violencia armada hasta con inocentes inmigrantes indocumentados a base de una consigna dirigida desde la Casa Blanca, que ya están en los ojos de un huracán,cuyo epicentro migratorio mayor está en la ciudad de Los Angeles, con resultados más lamentables en la comunidad hispana.