Bocas del Toro – Panamá.- Peritos del Ministerio Público de Panamá encontraron una fosa con siete cadáveres, seis de ellos eran de niños, incluido un pequeño de un año, y el otro de una mujer embarazada. El hallazgo se realizó en la provincia de Bocas del Toro, en los espacios donde operaba una secta religiosa que fue desmantelada.
Los cuerpos fueron encontrados por las autoridades durante la investigación de varias desapariciones, 15 personas habían permanecido retenidas contra su voluntad por gente que “se dedicaba a maltratar y a cometer actos criminales en contra de la comunidad”. La policía panameña logró su liberación sanas y salvas.
Según información ofrecida por Rafael Baloyes, fiscal del caso, un grupo de indígenas realizaba en el lugar ritos en los que “quienes participaban debían arrepentirse de sus pecados”, además hacían “exorcismos” y otras prácticas inhumanas e ilegales. Tras ser maltratados por los superiores, las personas morían.
Baloyes detalló que tanto los fallecidos, como quienes lideraban los ritos, pertenecen a la misma comunidad indígena. La policía ha logrado la detención de 10 personas involucradas en las muertes, entre ellas figura el abuelo de los menores.
El fiscal informó que los detenidos serán imputados este fin de semana.
