Washington – EEUU.- El Gobierno de Estados Unidos salió al paso de la más reciente solicitud de la cantante Taylor Swift. Durante la gala de los MTV Video Music Awards, celebrados a finales del mes de agosto, la intérprete solicitó a la Administración Trump que responda a su pedido de no reformar la Equality Act, ley federal que brinda protección a la comunidad LGBTQ.
Consciente del alcance que tiene la artista, tanto en sus presentaciones en vivo, como en sus redes sociales, la Casa Blanca respondió a través de Judd Deere, un subsecretario de prensa abiertamente homosexual, que alegó que el Presidente apoya “el tratamiento igualitario para todos los ciudadanos, sin discriminación alguna”.
Del mismo modo, los estrategas comunicacionales de la Presidencia apelaron a Kellyanne Conway, la fiel asesora de Donald Trump. Durante una emisión del programa “Fox and Friends” de la cadena Fox, la consejera apareció al lado de una imitadora de Taylor Swift, de la que se burló sin cesar. En ese caso, la idea era emplear la sátira para restarle prestigio a la cantante y rebajar la seriedad de su exigencia.
Las directas e indirectas entre Swift y el Jefe de Estado estadounidense iniciaron en enero de este año, pero se intensificaron hace una semana, luego de que el Ejecutivo le pidiera a la Corte Suprema legalizar la discriminación contra los homosexuales, en sus lugares de trabajo.
Según los abogados del Gobierno, los miembros de la comunidad LGBTQ no están bajo el amparo de del artículo VII de la Ley de Derechos Civiles, que prohíbe a los empleadores despedir, excluir o brindar un trato distinto a sus trabajadores, por motivos de sexo, raza, color, nacionalidad y religión.
Desde esa lógica, cualquier empresa podría dejar sin trabajo a cualquier empleado, por su orientación sexual, sin que ello acarree consecuencias legales.
