Quito – Ecuador.- Tranquila y despejada lucía, la mañana de este domingo, la ciudad de Quito, en Ecuador. Decenas de personas caminaban por las calles, mientras otros se desplazaban en sus vehículos, con total normalidad.
La calma es el resultado de toque de queda que se circunscribe a la capital y que fue impuesto, este sábado, por el presidente Lenín Moreno. El jefe de Estado enfrenta un momento de convulsión política, a raíz de las protestas que iniciaron a comienzos de mes.
Las acciones de calle, que buscan rechazar el alza en el precio de la gasolina, se tornaron particularmente violentas, durante este 12 de octubre. Manifestantes encapuchados trancaron vías y arremetieron a mansalva contra aquellos que se trasladaban en sus automóviles.
Un grupo numeroso grupo de individuos atacó, incluso, la sede de la Contraloría. En ese edificio yacen las pruebas de corrupción contra varios exfuncionarios, que ocuparon altos cargos en la administración del expresidente Rafael Correa.
Al referirse a ese incidente, la ministra del Interior, María Paula Romo, notificó la detención de, por lo menos, 30 sujetos.
En otros sucesos, individuos que cubrían sus rostros con pasamontañas causaron destrozos en el canal de televisión Teleamazonas. Del mismo modo, otra turba atentó contra las instalaciones del diario “El Comercio”.
A la par de esos hechos, la policía intentaba contener a los indígenas que se trasladaron hasta la capital y que permanecen atrincherados en un parque del centro de Quito.
Durante una alocución ofrecida este sábado, el presidente Moreno reiteró sus acusaciones contra su antecesor, a quien ha señalado de estar detrás de los disturbios, en complicidad con el narcodictador venezolano, Nicolás Maduro.
“Hoy, fuerzas oscuras, vinculadas a la delincuencia política organizada y dirigidas por Correa y maduro, en complicidad con el narcoterrorismo, con pandillas, con ciudadanos extranjeros violentos, causaron zozobra, violencia nunca antes vista”, expresó el gobernante ecuatoriano.
