Tijuana – México.- Un importante aumento en las cifras de migrantes que esperan en México para pedir asilo en EEUU, se ha registrado en los últimos meses, en comparación con los datos ofrecidos a principios de año. En la actualidad el gobierno mexicano y trabajaos de investigación, han contabilizado que al menos 40mil personas luego de haber logrado llegar a la frontera, se encuentran en suelo mexicano y registrados en lista de espera para dar el primer paso hacia la solicitud de asilo en Estados Unidos.
La espera y la importante cantidad de migrantes que buscan lograr su sueño de llegar a Estados Unidos, pone en prueba tanto a residentes de las ciudades fronterizas como a los visitantes que se encuentran en lista.
A la llegada de nuevos migrantes se le suman los centroamericanos que EEUU devuelve a México para que esperen ahí por sus citas, lo que hace mayor el período de incertidumbre de quienes buscan asilo.
Todos critican que luego de las amenazas de Trump de imponer aranceles a las exportaciones mexicanas, el país se ha convertido en una gran sala de espera.
En el mes de junio, Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, aceptó, quizás por presión, participar en una nueva política estadounidense en la que las personas que piden asilo deben esperar en México que sus casos sean procesados.
Muchas son las historias que se encuentran en lista de espera
Un grupo de cameruneses que le huyen a las atrocidades de su país comparten colchones en el suelo de un departamento, se levantan cada día para ir a pie al cruce fronterizo entre México y Estados Unidos, su esperanza es que una de estas mañanas, sea el día de su suerte y les otorguen un turno para pedir asilo.
El camerunés, Rashidou Hdzekasaah, de 35 años, quien tras dos meses en Tijuana aún tiene 6mil personas por delante en la lista explica “Voy por si se abre algún hueco”.
Otro caso es el de Beltran Ngi, de 33 años, que aunque tiene a 8mil personas por delante de él, va al cruce fronterizo para escuchar los nombres que llaman de la lista de espera usando un megáfono a las 8 a.m.
Ngi, es de Camerún y espera reunirse con familiares en Dakota del Norte. Llegó a México volando hasta Ecuador, donde hay menos restricciones para los visitantes de su país, y luego recorrió ocho naciones. Estaba muerto de hambre luego de 11 días, al llegar a Panamá, pero se dijo a sí mismo que eso era mejor que lo que vivía en Camerún.
“Es mejor morir en la selva que acribillado por las balas”, exclamó el migrante.
