Bruselas – Bélgica.- Los reiterados ataques de pánico, sumados al cuadro de depresión por el que atraviesa en la actualidad, le impidieron a la cantante Ariana Grande compartir con sus fanáticos, antes del concierto que realizó, el pasado viernes, en la ciudad de Amberes, en Bélgica.
De acuerdo con lo previsto, Grande debía realizar una prueba de sonido a la que iban a asistir seguidores que pagaron una entrada especial, que les permitía ver a su ídolo, de manera exclusiva, horas antes de la actuación.
Sin embargo – y ante su malestar – la intérprete decidió suspender las actividades previas al “show” y concentrarse únicamente en la presentación.
“No quiero que nuestro encuentro sea algo rápido o parecer inestable, o incómoda. Me gusta pasar tiempo con ustedes, pero hoy no soy capaz dar lo mejor de mí”, escribió la cantante en sus historias de Instagram.
A través de esa misma red social, Ariana Grande dijo que “desearía poder controlar estos ataques, pero (…) no es posible”.
La artista sufre de estrés postraumático desde 2017. En mayo de aquel año, un sujeto, que actuó en solitario, hizo estallar un artefacto explosivo improvisado, justo cuando la intérprete estaba por finalizar una presentación en el Manchester Arena, de Reino Unido.
El atentado, que fue reivindicado por el autodenominado Estado Islámico, dejó 22 personas muertas y 116 heridas.
